{CONVERTIRSE EN MADRE: OTROS LENTES PARA VER}
Originalmente quería llamar a este texto “Como cambia la vida al tener hijos”, sin embargo me di cuenta que no podía generalizar tanto: habrán mujeres que dirán que su vida ha cambiado poco, y otras que dirán que ha cambiado de forma drástica. Para muchas será relativamente fácil, y para otras será un camino muy difícil; porque así es y no me cansaré de decirlo: “la maternidad es un viaje y cada quien toma un camino distinto con equipaje distinto”. Esto significa que no podemos comparar nuestra historia a la de otras. Cada mamá que nace junto a su hijo, empieza una aventura única que ya viene matizada por sus propias experiencias, personalidad, contexto y constructos mentales. Es por esto que lo mejor que podemos hacer es tendernos la mano y ofrecer comprensión a quienes les está costando, y alegría genuina a las que lo estén pasando mejor.
Así que en este escrito, trataré de resumir algunas de las cosas que tiendo a escuchar que cambian más al momento de tener hijos. Seguramente cada quien se identificará con algo distinto, y probablemente algunas cosas que han cambiado para ustedes no se encuentran en esta lista. Por lo mismo, me encantaría que me hicieran saber sus experiencias.
1.) Ver a mi mamá con un ojo distinto
Desde el momento en que nace su primer hijo, muchas mujeres entienden de forma diferente a sus madres.La maternidad es vulnerabilizarse al máximo, y se puede llegar a entender mejor muchas actitudes, decisiones y pensamientos de las propias madres. Definitivamente hay mucho de cierto en la frase “se es mejor hijo, después de ser padre.”
Por otro lado, también existen mujeres que tienen relación distante con sus madres, y la maternidad puede regresar a abrir algunas heridas tales como: “¿por qué no pudo darme esto que yo sí estoy pudiendo darle a mi hijo?” Para cada quien es diferente, pero en definitiva a todas nos confronta y revoluciona esa mirada.
2.) La relación de pareja hace metamorfosis
Las relaciones en general no son fáciles: hay que trabajarlas, moldearlas, perdonarse, ajustarse, hacer y deshacer. Las relaciones de pareja pueden complicarse un poco más, ya que además de todos los cambios que conlleva tener un hijo, está involucrado el intenso sentimiento del amor y la convivencia diaria. Cuando llegan los hijos, la pareja hace un salto enorme: una nueva persona (conmuchas necesidades) se une a la dinámica familiar y todos los procesos cambian. Obviamente, no solamente el tiempo que le dedicamos a la pareja disminuye, sino que además tener niños pequeños en casa intensifica las emociones. Definitivamente siento que muchas veces tomamos por sentado el tiempo que teníamos para disfrutar a solas en pareja. Ahora, debemos organizarnos y comprometernos a buscar espacios para dedicarnos únicamente a nosotros, ya que es muy fácil perdernos en la rutina, y cuidados que implican los hijos pequeños. Se deben hacer nuevos acuerdos, buscar nuevos espacios y estar conscientes y claros que todo es una etapa que pasa. El ajuste será constante y eso es parte de la nueva rutina.
3.) La planificación en general
Aunque tengamos facilidad para organizarnos, el convertirnos en madres añade nuevos y más grandes retos a esta tarea. Ya no se trata solamente de salir por la puerta únicamente con la bolsa (aveces incluso ni siquiera eso), sino de preparar todo lo que nuestro hijo y nosotras necesitaremos al momento de estar fuera de casa. Y ni hablar de la logísitica que requiere coordinar quién puede cuidarlos si necesitamos salir solas. Podemos darnos cuenta hasta ese momento que muchas veces no aprovechmos lo suficiente TODO lo que podemos hacer en una hora (omenos). Definitivamente ahora mi percepción del tiempo es completamente distinta: 30 minutos son más que suficientes para hacer muchas de las tareas del día a día. ¡Cualquier minuto cuenta!
4.) El tiempo para uno mismo
Ahora, cualquier momento que tenemos libre (incluso 20 minutos son una maravilla) lo utilizo al máximo. Definitivamente ser mamá nos puede hacer optimizar nuestro tiempo, y priorizar mejor las cosas que tenemos que hacer para nosotras: desde dedicarnos un tiempo para nuestro cuidado personal y pasar tiempo con las amigas, hasta agendar momentos en nuestro día para leer un libro, o hacer ejercicio. Esto significa que muchas veces debemos trabajar mientras mi hijo duerme o incluso aprovechar para adelantar cosas desde el celular (cuando es posible), pero definitivamente es una ventana para cuidar mejor el tiempo. Cada minuto cuenta, y cada segundo puede hacerse útil y/o productivo.
Por otro lado, especialmente en esos primeros meses de la maternidad, es importante aprender a ir despacio. Descansar también es “productividad” ya que sin esa pausa no podemos tener estos momentos de ejecución. Hay días y espacios para no hacer nada, y saber que el ritmo de los demás no tiene que ser el nuestro. Ser madre es aprender el sutil arte de vivir bajo nuestros propios tiempos.
5.) Las amistades y las personas que nos rodean
La vida son ciclos, y así como cambiamos de etapas, cambiamos de círculos en donde nos relacionamos. Los cambios no son malos, pero naturalmente nos sentimos más cómodos compartiendo con personas con nuestros mismos intereses, y en la misma etapa que nosotros.
Al principio nos puede costar mucho aceptar que nos puede costar más compartir con nuestros amigos sin hijos por ejemplo, o que personas se alejaran de nosotros ya no poder compartir con ellos como antes, o tener los mismos intereses.
El trabajo aquí es aprender a soltarlo, y a entender que todo son ciclos...incluso las amistades. Y eso está bien.